Como no es muy probable que nadie le dé las gracias, yo lo voy a hacer. Y así lo hago con el periodista don Fernando Gonzáles Urbaneja (1), el cual dice en el artículo reseñado:
“Con simpleza irritante algunos desdeñan un sector empresarial tan amplio y complejo como el de la Construcción, calificándole como el de los “ladrilleros”, una expresión que ha hecho fortuna y que se repite sin meditar.¿Sabrán la tecnología y la complejidad que hay detrás de cada uno de los ladrillos más elementales? ¿Repararan en la investigación, diseño e innovación que requiere producir un paramento cerámico o una puerta?"
Pues no, ni reparan ni saben, don Fernando,… es más fácil – hace falta menos trabajo- menospreciar a “los del ladrillo, sean estos vasallos o señores”. Es un tópico fácil, gratuito e injusto el desprecio por “el ladrillo”. Menosprecio, maledicencia, mentiras, etc. Y aunque no todos sean “hermanitas de la caridad”, la construcción es una empresa poderosa, responsable en buena parte del crecimiento económico general del país, que genera empleo abundante y que canaliza grandes inversiones.
Despreciar el motor del barco que ayuda a la navegación es cosa de necios... pero mire usted, don Fernando, abundar, abundan.
¡Gracias por el capote! En estos días los cuernos están muy afilados y se agradece la ayuda.
Notas:
(1) Véase su artículo de la página 47 del periódico ABC del 17/02/2008, con el título de: Gestionar el adelgazamiento.
(2) La imagen utilizada es de www.clipart.com, servicio de imágenes al que está suscrito mi sitio web www.inmobiliari.net
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