sábado, 9 de febrero de 2008

Una pregunta con mucha miga inmobiliaria

En el periódico Negocio&Estilo de Vida (1), don Luis Aparicio expone una cuestión que yo no había visto nunca planteada.

Dice así: “Hay pocas respuestas y muchas interrogantes sobre los beneficiarios del “boom” inmobiliario. Concluido éste y pese a las ingentes ganancias acumuladas durante más de un lustro, ahora da la impresión de que nadie ha pegado el pelotazo pese a que la vivienda haya multiplicado su precio en estos ejercicios.”

Efectivamente, si promotores y banqueros han estado durante años ganado dinero “a espuertas” ¿dónde han metido sus inmensos beneficios? ¿Por qué los primeros están entrampados con sus bancos y éstos no tienen ahora liquidez?

La soberbia pregunta que hace el periodista es poco frecuente y por ello no ha tenido mucha reflexión. Pero la pregunta es potente: ¿dónde están los ríos de dinero que ha generado este negocio en la última década de bonanza? ¿Adónde han ido a parar sus líquidas aguas?

Yo creo que al mar misterioso (“mare tenebrorum”) del capital. La deriva hacia ese abismo mítico ha hecho que sus aguas caigan al inframundo, al mundo que está detrás y que pocos conocen. Al mar propiedad de los Amos del Capital.

Pero veamos cómo ha podido ser. Los promotores que han realizado inmensos negocios lo han gastado –invertido dicen ellos, porque esperaban multiplicarlos sin límite- una gran parte, en otros negocios, casi siempre en más terrenos o propiedades, otra parte lo han gastado en consumos varios y el resto, en su propio negocio.

En el primer caso, mientras ellos obtenían lo deseado, su contravalor en terrenos, propiedades o empresas, el dinero volvía a otros jugadores quienes a su vez tenían que guardarlo o invertirlo. Por eso, el dinero ganado por los promotores en su negocio desaparecía de éste transformándose en diferentes clases de activos y, en el lado opuesto, como materia de inversión, ahorro o consumo, para sus vendedores.

Los despilfarros en ostentación y consumo les han dejado algunos activos de uso personal y el resto ya lo han “bailado” y no hay nada que “quitarles”: se ha consumido en la fiesta.

Los dineros destinados al negocio han podido mejorar éste y les pueden haber colocado en una buena disposición competitiva con activos de valor... o no.

Pero el final, como el agua escapándose en un tamiz o cedazo, los grandes beneficios obtenidos, han vuelto al mar de la liquidez, con otros poseedores o manejadores.


Notas:
(1) Véase en la Página 4 del día 08/02/2008. Recuérdese este artículo y sirva de meditación para despilfarradores compulsivos y aviso para navegantes.

(2) La figura utilizada es del artista USA. Mr. George Grie y se titula Final Frontier Voyager. Le sugiero busque en Internet la obra de este artista: le sorprenderá.

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